Sensaciones encontradas: por momentos me reí a carcajadas; por momentos me dieron un poco de vergüenza algunos chistes (creo que se me impone la ascendencia española, a mi parecer, mucho menos vital y libre que la italiana). Pero el saldo es muy positivo.
Me gustaron la desfachatez y la irreverencia de Amici Miei, propias del cine italiano de esos años, hoy, la corrección política impediría la existencia de una película como ésta. Me recordó a Los inútiles de Fellini, película que hace años no veo, pero que me encantaba de chica.
Sin dudas la escena de los cachetazos en la estación de tren es de lo mejor y más desopilante que he visto en una comedia: tiene mucho de la comedia física al estilo de Los tres chiflados pero llevando el gag un poco más allá, al hacer objeto de esa burla no a quien de alguna manera comparte el código (Curly o Larry abofeteados por Moe) sino a desprevenidos y serios ciudadanos (como Luciano), burgueses pequeños, pequeños (otra gran película de Monicelli) que toman el tren para cumplir con sus obligaciones familiares y/o laborales.
Porque de alguna manera la película muestra, no sólo a unos personajes que se las arreglan con sus bromas pesadas para transitar unas vidas bastante opacas, aburridas, vacías, sino también una crítica a la moral y las buenas costumbres, a las instituciones burguesas, a las obligaciones de la adultez, especialmente las ligadas al matrimonio, la familia y el trabajo.
Otra cosa que observé es que es una película muy masculina (dicho esto no desde el lugar de la crítica feminista), Amici miei maneja unos códigos, unos temas, una mirada, muy propios del universo masculino: el chiste escatológico, el comentario sexual grosero y la pervivencia de lo lúdico en la adultez.
En general, diría que me gustó poco. No me resulta divertido ese tipo de humor basado principalmente en burlarte de los demás. De manera inevitable mi simpatía va con los burlados y desde ese momento todo pierde la gracia. Me acordé todo el tiempo de Tinelli. Sobre el código masculino y su adhesión a lo escatológico y físico, por suerte no he tenido tanto contacto ya que supongo lo reservan para sus intercambios intragénero, pero las pocas veces que he sido testigo involuntaria me pareció infantil (en el peor sentido) y otro tanto me pareció acá. Y eso no tiene nada que ver con lo lúdico, otra marca infantil que reivindico y de la que digo algo más abajo. Si la película, como dice Marian, intenta hacer una crítica de la moral y las buenas costumbres conmigo falló en su mensaje porque el único personaje que me gustó fue, justamente, el hijo aburrido y acartonado que las encarna. En cambio, por ejemplo, ese hombre que tiene a la mujer durmiendo en una cucheta mientras la engaña con una chica que va a la escuela me pareció patético. Lo único que me causó gracia genuina fue la escena entre Melandri y el marido de Donatella, en la que descubrimos como es que finalmente terminó con ese perrazo (y tantas otras cosas inesperadas) con el que lo vimos en el inicio. También me resultó simpatico como incluyen al marido en el grupo. Esa si me pareció una actitud infantil preciosa: la de unir al otro en el juego, sin preguntar demasiado.
Me costó muchísimo terminarla. Ni Olmedo y Porcel se atrevieron a tanto. Caca, pito, teta, culo. Con respecto a este tipo de humor de gastada, saca lo peor en mí. Ni siquiera lo puedo poner en contexto de época como con otras cosas. Sentí algo parecido a otra peli que vimos, La Calle Mayor. Perdón, pero no hubo caso.
Lamento el mal momento. A mí me parece que hay que pensarla dentro del género de la comedia italiana y del grotesco y justamente ver en esos personajes miserias cotidianas y hábitos del común de la sociedad de esos tiempos, exacerbados. Es un género que muestra eso que ocurre y no queremos ver o nos resulta desagradable, sin veladuras y sin moraleja.
Desde ese lugar, no puedo tomar de manera literal a esos personajes y odiarlos o identificarme con alguien como Luciano o su mujer que me parece una harpía, es decir, no es que no tenga razón en sus reclamos, pero no hay nada en ella que se me haga agradable. Porque Luciano no está mostrado como víctima y su madre tampoco, no estamos en un drama, es una comedia, los personajes son hiperbólicos. Pero bueno, es muy personal cómo nos pegan las pelis y creo que el grotesco, muy presente en el cine italiano, a veces es difícil de digerir.
Un último comentario, con lo lúdico no me refería a reírse a costillas de los demás, sino a esos pasajes de la pelicula donde ellos literalmente juegan como chicos, por ejemplo cuando simulan el encuentro con los marselleses (y que -supongo ahora- debe ser una referencia a El clan de los marselleses de José Giovanni que es de 1972). Y en general lo pienso como eso que los varones mantienen y nosotras no: jugar a la pelota, a los jueguitos... Si las mujeres de ciertas generaciones de chiquitas jugamos a la mamá, a hacer la comida y limpiar la casa, de grandes, eso no es ningún juego, todo lo que nos toca hacer, nos toca en serio.
No vi La Calle Mayor (fue un ciclo del que sólo vi La torre de los siete jorobados) pero recién miré el argumento, entiendo Cora adonde vas, pero me parece que el tono de esta última es otro ¿no? Me pareció que es una película dramática.
Tal cual, Mariana, el tono de la Calle Mayor es otro. Mucho más drama. Lo comparé sólo por el grupete de hombres y sus comportamientos, códigos y consecuencias en los demás.
Por suerte (o por desgracia de quienes me leen), en este lugar, yo puedo opinar sin ser una conocedora cinéfila ni nada por el estilo, y tener que asumir esas responsabilidades. Y en ese opinar, me voy formando y voy pudiendo reconocer los géneros que más me gustan. Además soy una exagerada confesa. Me divierte un poco 😉.
Hablaba con mi vieja y ella me decía, "pero Cori, así eran las comedias tanas de ese momento". Lo mío es sorpresa por ignorancia. Por ahí por el nivel de los actores y del director, debe ser eso... me quedé sorprendida. Estuvo perfecto verla. Me falta muuucho panorama histórico. Por ejemplo, a otro que le doy con ganas es a Godard, y todavía no me echaron del Cineclub! jajajaa Cuando vi Weekend casi salto por la ventana.
Con respecto a lo lúdico que analizás, es tal cual. Simplemente, no logro que me cause gracia. Además, convengamos que en el humor, hay géneros bastante irreconciliables. El humor negro, el sarcástico o irónico suele irritar a muchos de la misma manera que a mí me pasa con este.
Claro, el humor es difícil, muuuuy personal y si sentís que te quedás afuera, te quedás afuera. Ojo, a mí me también me costaron varias cosas de la peli, eh, no creas que entré como por un tubo y que me divertí todo el tiempo, pero quizás puedo poner un poco más de distancia.
De todos modos, a mí me gusta mucho el cine italiano, creo que los italianos tienen una vitalidad y una irreverencia que no encuentro en otros cines, me encanta por ejemplo cómo viven su relación con la religión y lo religioso de manera alegre, sin perder el gusto por la vida, son un poco la Biblia junto al calefón, mientras que los españoles religiosos (no los ateos, que son otra cosa) son martirológicos y eso lo ves inclusive en el arte. Fijate por ejemplo con lo que nos gustó Cría Cuervos, el ambiente en el que vivían esas chicas era tremendo... O el final de La casa de Bernarda Alba de Mario Camus con la madre diciendo "Nos hundiremos en un mar de lágrimas" y clausurando la vida casa y la vida de sus hijas (la vi hace como 30 años y no me olvido más de esa frase, por eso prefiero los cachetazos en la estación de tren. Seguro que también tiene que ver con la herencia cultural de cada cual.
Coincido totalmente. Y adoro a los tanos, pero en algunas cosas se ve que no me puedo prender, je. Para mí el que resume ese "la biblia junto al calefón" perfecto es Sorrentino (que por supuesto, decanta de Fellini). Hay solemnidad, pero al mismo tiempo no la hay, hay humor pero al mismo tiempo es serio, tiene lo profundo mezclado con lo mundano, y así. Ahí conecto perfecto. Me parece una maravilla. Eso es lo que me gusta. Con lo que describís de los españoles me fui directo a Los gozos y las sombras, también era chica, pero me impactó muchísimo y es bastante oscura. Es cierto, cada uno evade como puede.
Agrego algo: me parece que lo bueno de este espacio en el que gentilmente me han hecho un lugar, es poder decir lo que pensamos e intercambiar opiniones. Obviamente, cuando uno propone una peli que resulta difícil de ver, creo que se siente cierta responsabilidad de haber metido al resto en un brete, pero bueno, a veces también de esa manera descrubrimos películas preciosas.
Hola chicas, disculpen que no estoy participando tanto como me gustaría, ando con muchas cosas y me está costando todo bastante.
A todos nos ha pasado de proponer películas que no gustaron. Y es verdad que uno se siente responsable, me ha pasado muchas veces. Pero, aunque como síntesis diga que una película me gustó poco, en muy pocas ocasiones me arrepiento de haberla visto. Casi siempre hay algo para descubrir y rescatar (me pasó en ésta, como señalo al final) y si no, al menos sirve para terminar de definir el propio gusto. Todo suma. Y como dice Marian, las apuestas arriesgadas son también las que nos han permitido encontrar bellezas que desconocíamos.
Sensaciones encontradas: por momentos me reí a carcajadas; por momentos me dieron un poco de vergüenza algunos chistes (creo que se me impone la ascendencia española, a mi parecer, mucho menos vital y libre que la italiana). Pero el saldo es muy positivo.
ReplyDeleteMe gustaron la desfachatez y la irreverencia de Amici Miei, propias del cine italiano de esos años, hoy, la corrección política impediría la existencia de una película como ésta. Me recordó a Los inútiles de Fellini, película que hace años no veo, pero que me encantaba de chica.
Sin dudas la escena de los cachetazos en la estación de tren es de lo mejor y más desopilante que he visto en una comedia: tiene mucho de la comedia física al estilo de Los tres chiflados pero llevando el gag un poco más allá, al hacer objeto de esa burla no a quien de alguna manera comparte el código (Curly o Larry abofeteados por Moe) sino a desprevenidos y serios ciudadanos (como Luciano), burgueses pequeños, pequeños (otra gran película de Monicelli) que toman el tren para cumplir con sus obligaciones familiares y/o laborales.
Porque de alguna manera la película muestra, no sólo a unos personajes que se las arreglan con sus bromas pesadas para transitar unas vidas bastante opacas, aburridas, vacías, sino también una crítica a la moral y las buenas costumbres, a las instituciones burguesas, a las obligaciones de la adultez, especialmente las ligadas al matrimonio, la familia y el trabajo.
Otra cosa que observé es que es una película muy masculina (dicho esto no desde el lugar de la crítica feminista), Amici miei maneja unos códigos, unos temas, una mirada, muy propios del universo masculino: el chiste escatológico, el comentario sexual grosero y la pervivencia de lo lúdico en la adultez.
En general, diría que me gustó poco. No me resulta divertido ese tipo de humor basado principalmente en burlarte de los demás. De manera inevitable mi simpatía va con los burlados y desde ese momento todo pierde la gracia. Me acordé todo el tiempo de Tinelli.
ReplyDeleteSobre el código masculino y su adhesión a lo escatológico y físico, por suerte no he tenido tanto contacto ya que supongo lo reservan para sus intercambios intragénero, pero las pocas veces que he sido testigo involuntaria me pareció infantil (en el peor sentido) y otro tanto me pareció acá. Y eso no tiene nada que ver con lo lúdico, otra marca infantil que reivindico y de la que digo algo más abajo.
Si la película, como dice Marian, intenta hacer una crítica de la moral y las buenas costumbres conmigo falló en su mensaje porque el único personaje que me gustó fue, justamente, el hijo aburrido y acartonado que las encarna. En cambio, por ejemplo, ese hombre que tiene a la mujer durmiendo en una cucheta mientras la engaña con una chica que va a la escuela me pareció patético.
Lo único que me causó gracia genuina fue la escena entre Melandri y el marido de Donatella, en la que descubrimos como es que finalmente terminó con ese perrazo (y tantas otras cosas inesperadas) con el que lo vimos en el inicio. También me resultó simpatico como incluyen al marido en el grupo. Esa si me pareció una actitud infantil preciosa: la de unir al otro en el juego, sin preguntar demasiado.
Me costó muchísimo terminarla.
ReplyDeleteNi Olmedo y Porcel se atrevieron a tanto. Caca, pito, teta, culo.
Con respecto a este tipo de humor de gastada, saca lo peor en mí. Ni siquiera lo puedo poner en contexto de época como con otras cosas. Sentí algo parecido a otra peli que vimos, La Calle Mayor.
Perdón, pero no hubo caso.
Lamento el mal momento. A mí me parece que hay que pensarla dentro del género de la comedia italiana y del grotesco y justamente ver en esos personajes miserias cotidianas y hábitos del común de la sociedad de esos tiempos, exacerbados. Es un género que muestra eso que ocurre y no queremos ver o nos resulta desagradable, sin veladuras y sin moraleja.
ReplyDeleteDesde ese lugar, no puedo tomar de manera literal a esos personajes y odiarlos o identificarme con alguien como Luciano o su mujer que me parece una harpía, es decir, no es que no tenga razón en sus reclamos, pero no hay nada en ella que se me haga agradable. Porque Luciano no está mostrado como víctima y su madre tampoco, no estamos en un drama, es una comedia, los personajes son hiperbólicos. Pero bueno, es muy personal cómo nos pegan las pelis y creo que el grotesco, muy presente en el cine italiano, a veces es difícil de digerir.
Un último comentario, con lo lúdico no me refería a reírse a costillas de los demás, sino a esos pasajes de la pelicula donde ellos literalmente juegan como chicos, por ejemplo cuando simulan el encuentro con los marselleses (y que -supongo ahora- debe ser una referencia a El clan de los marselleses de José Giovanni que es de 1972). Y en general lo pienso como eso que los varones mantienen y nosotras no: jugar a la pelota, a los jueguitos... Si las mujeres de ciertas generaciones de chiquitas jugamos a la mamá, a hacer la comida y limpiar la casa, de grandes, eso no es ningún juego, todo lo que nos toca hacer, nos toca en serio.
No vi La Calle Mayor (fue un ciclo del que sólo vi La torre de los siete jorobados) pero recién miré el argumento, entiendo Cora adonde vas, pero me parece que el tono de esta última es otro ¿no? Me pareció que es una película dramática.
Tal cual, Mariana, el tono de la Calle Mayor es otro. Mucho más drama. Lo comparé sólo por el grupete de hombres y sus comportamientos, códigos y consecuencias en los demás.
DeletePor suerte (o por desgracia de quienes me leen), en este lugar, yo puedo opinar sin ser una conocedora cinéfila ni nada por el estilo, y tener que asumir esas responsabilidades. Y en ese opinar, me voy formando y voy pudiendo reconocer los géneros que más me gustan. Además soy una exagerada confesa. Me divierte un poco 😉.
Hablaba con mi vieja y ella me decía, "pero Cori, así eran las comedias tanas de ese momento". Lo mío es sorpresa por ignorancia. Por ahí por el nivel de los actores y del director, debe ser eso... me quedé sorprendida. Estuvo perfecto verla. Me falta muuucho panorama histórico.
Por ejemplo, a otro que le doy con ganas es a Godard, y todavía no me echaron del Cineclub! jajajaa
Cuando vi Weekend casi salto por la ventana.
Con respecto a lo lúdico que analizás, es tal cual. Simplemente, no logro que me cause gracia. Además, convengamos que en el humor, hay géneros bastante irreconciliables. El humor negro, el sarcástico o irónico suele irritar a muchos de la misma manera que a mí me pasa con este.
Claro, el humor es difícil, muuuuy personal y si sentís que te quedás afuera, te quedás afuera. Ojo, a mí me también me costaron varias cosas de la peli, eh, no creas que entré como por un tubo y que me divertí todo el tiempo, pero quizás puedo poner un poco más de distancia.
DeleteDe todos modos, a mí me gusta mucho el cine italiano, creo que los italianos tienen una vitalidad y una irreverencia que no encuentro en otros cines, me encanta por ejemplo cómo viven su relación con la religión y lo religioso de manera alegre, sin perder el gusto por la vida, son un poco la Biblia junto al calefón, mientras que los españoles religiosos (no los ateos, que son otra cosa) son martirológicos y eso lo ves inclusive en el arte. Fijate por ejemplo con lo que nos gustó Cría Cuervos, el ambiente en el que vivían esas chicas era tremendo... O el final de La casa de Bernarda Alba de Mario Camus con la madre diciendo "Nos hundiremos en un mar de lágrimas" y clausurando la vida casa y la vida de sus hijas (la vi hace como 30 años y no me olvido más de esa frase, por eso prefiero los cachetazos en la estación de tren. Seguro que también tiene que ver con la herencia cultural de cada cual.
Coincido totalmente.
DeleteY adoro a los tanos, pero en algunas cosas se ve que no me puedo prender, je.
Para mí el que resume ese "la biblia junto al calefón" perfecto es Sorrentino (que por supuesto, decanta de Fellini). Hay solemnidad, pero al mismo tiempo no la hay, hay humor pero al mismo tiempo es serio, tiene lo profundo mezclado con lo mundano, y así. Ahí conecto perfecto. Me parece una maravilla. Eso es lo que me gusta.
Con lo que describís de los españoles me fui directo a Los gozos y las sombras, también era chica, pero me impactó muchísimo y es bastante oscura.
Es cierto, cada uno evade como puede.
Agrego algo: me parece que lo bueno de este espacio en el que gentilmente me han hecho un lugar, es poder decir lo que pensamos e intercambiar opiniones. Obviamente, cuando uno propone una peli que resulta difícil de ver, creo que se siente cierta responsabilidad de haber metido al resto en un brete, pero bueno, a veces también de esa manera descrubrimos películas preciosas.
ReplyDeleteHola chicas, disculpen que no estoy participando tanto como me gustaría, ando con muchas cosas y me está costando todo bastante.
ReplyDeleteA todos nos ha pasado de proponer películas que no gustaron. Y es verdad que uno se siente responsable, me ha pasado muchas veces. Pero, aunque como síntesis diga que una película me gustó poco, en muy pocas ocasiones me arrepiento de haberla visto. Casi siempre hay algo para descubrir y rescatar (me pasó en ésta, como señalo al final) y si no, al menos sirve para terminar de definir el propio gusto. Todo suma. Y como dice Marian, las apuestas arriesgadas son también las que nos han permitido encontrar bellezas que desconocíamos.