Este ciclo se lo debemos casi en su totalidad a Lolo que propuso el tema, mostró una capacidad de decisión inamovible en la elección de dos de las películas (sólo negoció la tercera) y tuvo la gracia necesaria para encontrar un título inspiradísimo.
Lolo no habla mucho (y sin lugar a dudas ni está mirando las películas del cine club a pesar de ser socio fundador) pero cuando muestra esta voluntad hay que seguirlo ciegamente. Aventuramos que será un muy gratificante ciclo.
Lolo se hace rogar. Pero se maneja como un fantasma.
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