Saturday, August 24, 2013

Lunes 26 de Agosto: Él


Les recordamos que el lunes vemos y comentamos Él.

13 comments:

  1. Encaro con sensación ambigua. O me va a gustar "mucho" o me va a resultar un desastre. Hagan sus apuestas.

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  2. Éste era el ciclo de los campanarios?

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  3. Puro Buñuel. Una revelación para quien no lo conoce. Otra galaxia distinta a las habituales del cine, una categoría aparte. Buñuel, no necesariamente "El", que de todos modos no desentona. Siempre es más de lo que parece.

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  4. Muy buena...
    Sobre todo la escena inicial - donde se ve al protagonista calentándose con la imagen de los pies en medio de toda la aparatología religiosa... MUY FUERTE, ja- y el detalle del final. Me gustó y eso que no pudo liquidar a nadie el buen hombre.
    Delia Garcés, impecable. Bueno... él también, pero me generó tanto rechazo que no pienso dedicarle palabra. Objetivo más que cumplido.
    Hablábamos con Malala que se mezclan varios items, celos, fetichismo y una especie de ira o desprecio contra el resto de los humanos (escena del campanario) que no se cómo denominar.

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  5. Para mi son diferentes los celos en hombres y mujeres. El hombre siempre desde el concepto de la "propiedad". La mujer cela más desde su rol de poseída y con tono abandónico. Distintas exclusividades. Hay excepciones, claro.

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  6. Le comentaba a Cora que encontré especialmente perturbadora la escena en que Francisco, ya completamente desquiciado, en el medio de la noche, junta una hoja de afeitar, unas agujas y una sogas y se dirige al cuarto de Gloria.
    Qué piensa hacer esa mente perdida? En mi ingenuidad no atiné a vislumbrar alternativas, sólo pude sentir inquietud.
    Luego leí esta referencia en "Buñuel Goes Medieval: From Sewing to Cervantes and the Vagina Dentata" de Sherry Velasco. De verdad, no lo habría imaginado ni en mis pesadillas más aterradoras:
    "La escena en la que Francisco, superado por los celos paranoicos, parece preparado para coser la vagina de su esposa es descripta de diferentes maneras por los críticos, como extraña, espantosa, alarmante y memorable.
    Armado con aguja, hilo, tijeras, cuchillas de afeitar, algodón, cuerda, y un frasco de lo que podría cloroformo, Francisco parece que va a coser la vagina a su durmiente esposa, pero sus esfuerzos se ven frustrados cuando ella despierta, e intuyendo lo que tiene en mente , rompe en gritos. Aunque escena es menos conocida que la escena del ojo cortado de Buñuel de Un perro andaluz (1929), la escena que acabo de describir ciertamente califica como una de las más abominables (aunque sugerente) escenas de sutura corporal en todo el cine mexicano."
    Alguien más hizo esta interpretación?
    El artículo completo (en inglés), acá:
    http://www.academia.edu/4048139/Velasco_Bunuel_essay

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    1. Seee Fue muy impresiosnte. No se como esa mujer no se fue antes....
      Bueno, no la bancaba ni la madre.
      Ahora, técnicamente hablando, sobra la hojita de Gillette. Entonces, antes de coser, había que cortar algo, no? El placer también suele tener título de propiedad.

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  7. (comentario basado en opinión formada hace algunos años, y no en una vista reciente de la película)
    "El" es una minuciosa historia clínica, En esta asistimos, com progresiva desazón, al desarrollo de un cuadro psicopatológico de paranoia que concluye por fijarse en un delirio celotípico que llega a las alucinaciones. Luego de vicisitudes extravagantes y riesgosas producidas por el progreso de la enfermedad, agravada por la llegada de un hijo que naturalmente generará nuevas y torturantes dudas, el protagonista, Francisco, se refugia en un monasterio, viste hábitos de monje y parece llamarse a encontrar el olvido y cierta paz.
    Pero esta es una historia clínica sólo en apariencia, o si se prefiere, una historia clínica narrada por Buñuel, donde por lo tanto no todo es lo que es, ni el propósito aparente es el propósito real. Desde el principio hay un contexto fundamental para Buñuel: Francisco es un plutócrata de la alta burguesía, educado bajo ciertos rígidos principios y, por supuesto, en la doctrina católica más estricta. No extraña que este hombre de edad media, sea soltero y virgen. Buñuel no perdona, y hace entrar la vida en esta estructura tan, en apariencia, impenetrable y protegida. Esto sucede en la escena magistral, en la que el lavado de pies de unos jovencitos en la iglesia (de por sí con connotaciones especiales) permite, con un inocente paneo que en realidad sigue la mirada de Francisco, terminar en unas piernas femeninas que dan comienzo a la obsesión.Francisco quiere poseer a Gloria (la argentina Delia Garcés, muy atractiva y, ya que estamos, bastante más joven) puesto que es dueño de todo lo que desea, y lo consigue, pero por enfermedad más que por amor. El resultado encuentra su cúspide en la escena, filmada sin estridencias pero con horribles connotaciones, que con justicia ha espantado a varios comentaristas del blog, de la hojita de afeitar, el hilo y demás (escena que no puede ser casual que se parezca a una similar del marqués deSade). También resulta difícil imaginar que la escena del campanario de Vértigo no se inspira en la de esta rica obra de Buñuel.
    La historia clínica, en sí misma poderosamente narrada, se convierte en una crítica a las estructuras burguesas y religiosas que produjeron a Francisco.Y, en este medio social, los amigos de este respetable ciudadano tienden a aceptar su versión más que la de Gloria, incluso el cura, y la propia suegra,bastante cómicamente. Está claro, simbolismo o no, lo que moviliza a Buñuel, no es la paranoia sino la hipocresía sostenida toda una vida sin advertir que lo es. Y, a su mejor estilo, narra la caída en el abismo con su característico humor español Quien alguna vez ha sentido la risa de Buñuel, puede imaginarlo detrás de cámaras riendo gozosamente.
    El final es impactante y la escena final lo es aún más: ya monje, Francisco recibe la frustrada vista de Gloria, su marido (uno que realmente amaba a Gloria) y el chico creador de más sospechas. Francisco reniega del encuentro con su pasado; ha encontrado la paz poniendo distancia, y escalofriantemente dice, viendo de lejos el trío "Ven? Yo tenía razón todo el tiempo" Refugiado pero no curado. Y la toma final es poderosa y antológica. Francisco camina por un sendero del jardín del monasterio, zigzagueando, y encaminándose a una apertura en la roca, en la que va a entrar o que lo va a devorar. ¿El infierno? La música de fondo es oscura y ominosa. Cualquier cosa menos un paraíso terrenal. Fotografía del gran Gabriel Figueroa.

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    1. Me gustó mucho esto sobre la historia clínica como excusa, para un trasfondo mucho más interesante.
      ..."lo que moviliza a Buñuel, no es la paranoia sino la hipocresía sostenida toda una vida sin advertir que lo es".
      Terriblemente cierto, triste y vigente.
      Ser "dueño"... Antes de llegar a la instancia del "costurero", queda claramente planteado en la cena donde él habla del amor, negando rotundamente la posibilidad de no ser correspondido.

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  8. Muy interesante interpretación: yo sólo ligué los celos de Francisco al resquemor por el pasado de Gloria, dado que él no tenía uno semejante. No lo vi en un marco más general.
    Me llamó la atención que en las tres películas del ciclo que vimos hasta ahora los protagonistas tienen momentos en que confunden la realidad con sus fantasías: sus obsesiones los llevan a la enajenación.

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  9. Me alegro por los comentarios de Cora y Malala. Sí, no es posible ver a "El", una pequeña obra maestra de la época mejicana de Buñuel, si no se parte de la base que no es una historia clínica solamente. Esto no es aplicable a Buñuel, como lo sería a muchos otros hombres de cine, por ejemplo, los psicópatas que abundan en los films de Hollywood. Buñuel siempre tiene algo válido que decir, y es para esto que en realidad hace la película, aún cuando sea un hombre de cine, ame el medio, y le guste creer narraciones. Evito decir que tiene un "mensaje" por esto pareciera significar un consejo o una moraleja. Este hombre es un transgresor, que en su primer film se entretuvo en "cortar" un ojo con una navaja, y en otro parodió la Ultima Cena.
    Pero sabe qué quiere y lo dice más bien oblicuamente, con un lenguaje surrealista a veces, que nunca lo abandonó del todo, o simbolismos no muy oscuros (un crítico se quejó que los simbolismo de Buñuel son demasiado evidentes, pero de esto se trata). Viendo recientemente su "Las aventuras de Robinson Crusoe" (1954), su película más dulce y seria (esto es, sin su humor burlón y sin lo que podría interpretarse como su desencanto de la sociedad), se advierte su forma de expresión, su lenguaje. Por encima, es un relato muy directo del libro de deFoe, se advierte el tour de force de ocupar media película con un sólo personaje y se aprecia su manejo disimulado de la cámara, que parece no existir, pero es una narradora sutil que sabe lo que hace, sin estridencias. De modo que es casi una decepción para quien busque el Buñuel tradicional, subversivo e inquietante. Con todo, la película está sembrada de momentos claves que están ahí para quien los quiera ver, y temas humanos para quien los quiera decodificar ( no propone demasiado trabajo): la soledad intolerable que se atempera con la compañía de un perro y un gato, el refugio en la religión y la Biblia, el sentimiento de superioridad frente a un salvaje que se convierte más tarde en uno de amistad, el desafío a la idea del Dios trascendente por parte de un salvaje capaz de razonar por sí mismo (Robinson no puede replicar las objeciones de Viernes a la doctrina establecida, y resignado le dice a uno de sus animales "Tu sí me comprendes" y tiene una respuesta de asentimiento; se trata de un loro), Claramente, no es una película sobre un náufrago en una isla desierta, aunque lo sea. Como siepre, a Buñuel no e faltan cosas para decir, y aquí lo hace en su modo más sencillo pastoral

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