Me gustaron mucho la fotografía y la puesta de esta película, muy hermosas.
El silencio parece estar instalado no sólo por la falta de comunicación entre las hermanas -de cualquier tipo: no pueden casi hablar de cosas cotidianas, mucho menos de las angustias, los rencores y los deseos que las rondan-, sino también por la falta de palabras en común, no por nada están en un país del que no conocen el idioma y en el que se tienen que hacer entender por señas, no por nada Ester es traductora…También hay silencio en ese enorme hotel vacío. Pareciera no haber comunidad posible para Bergman, como si las palabras estuvieran muertas, vacías de significado, inhabilitadas para hacer lazo.
El correlato de ese silencio, de esa falta de comunicación, es la sensualidad fría de Anna y el erotismo austero y agonizante de Ester (“seca, austera, soviética” diría el Indio). Una sensualidad, un erotismo que tampoco hacen lazo, que no comunican, que no abrazan ni contienen.
En el medio, Johan, que parece recibir algo de cariño y atención solamente de su tía, pero que es fundamentalmente un testigo silencioso de lo que ocurre.
Mientras la veía pensaba en la diferencia radical entre las hermanas, Anna buscando algo de vida en sus relaciones sexuales casuales y Ester buscando una verdad absoluta que la consume. Anna sabiéndose deseada y despreciada por Ester, Ester al borde del horror por la displicente sexualidad de Anna. Hay una tensión muy fuerte a lo largo de la película.
La aparición de la troupe de enanos me recordó a Fellini (que también incluye personajes como los curas y las motos que atraviesan las calles romanas de muchas de sus películas) que no se sabe por qué o para qué están, pero están.
Hermosa pero durísima. Al principio me contentaba con lo visual y disfrutaba de cada imagen, más allá del silencio de la incomunicación que describe perfectamente Mariana. Poco a poco me empecé a poner nerviosa, más que por la tensión entre ellas, por el avance de la enfermedad de Ester. Y por su soledad. O su desesperación por esa soledad. Aunque parece que todos están solos. Anna, Ester, Johan, el camarero del hotel. Todos solos.
El personaje del camarero me ayudó a soportar más lo que iba pasando. Me pareció hermoso. Tal vez lo único. Johan deambulando por todos lados cuando se le cerraban las puertas y lo expulsaban resulta ser de los más solos para mí. Buenísima la escena donde Ester logra abrirse con el camarero del hotel sabiendo que él no puede comprender una palabra. Las escenas finales son brutales. Lograron asustarme pensando en determinadas formas horribles de morir.
Las escenas de los enanos, tal cual, son re Fellini. No sé si la intención es cortar un poco al angustia, pero no lo logran del todo, je.
No dejo de pensar en lo que podría haber escrito Ester en esa carta.
Disculpas por llegar tan tarde, como siempre últimamente. Leí que algunos críticos interpretan que Anna y Esther son dos aspectos de las mujeres (o de las personas debería decir): sensorial y racional. Yo lo vi como la historia de estas dos hermanas que, me parece, podría ser la de muchas. A mi, en algunos aspectos, me recordó a la relación con la mía y la sentí muy personal. Hay mucho estudiado acerca de como la conformación de las familias y el orden de nacimiento (seguramente por patrones de crianza) afectan la personalidad y el caracter de las personas (el mayor responsable, el menor encantador, el del medio rebelde,etc). Pero lo que rescato de la primera interpretación es que ambas le dan a Johan, por separado, lo que todos necesitamos: porque no me parece que Anna sea tan desinterasada con Johan, es muy cariñosa, lo abraza, lo besa (tal vez para satisfacer su propia sensualidad) y Esther, en cambio, lo escucha, mantiene diálogos con él, le explica situaciones. Y en ese sentido si son dos caras de un todo necesario. Y Johan toma de cada una eso que necesita, aunque se da cuenta de (y le duele) que su mamá no sea capaz de ese otro tipo de comunicación. Hacia el final, en el tren, después de que Anna se asoma a la ventanilla y se deja mojar por la lluvia, Johan que lee la carta de Anna le dirige alguna mirada reprobatoria, como si algo de la actitud crítica de Esther haya encontrado un lugar en él para asentarse. Para mi la carta Esther a Johan es la lista de palabras, lo que le había prometido. Y por eso creo que Anna no le da transcendencia. Soy la única que se inquietó cuando Johan estaba en la habitación con los enanos y lo visten de mujer al lado de la cama?
Concuerdo Malala en que la historia es la de dos hermanas (a diferencia de lo que pasa en Persona, acá creo que no hay muchos elementos para dudar de eso), también creo que la carta tiene las pocas palabras que Ester logró aprender del idioma del país donde pararon, es todo un legado para Johan y algo sin sentido para Anna.
No me resultó inquietante la escena en la cual Johan es vestido de mujer...ahora que lo mencionás, la pienso y posiblemente sea por las intenciones que vos percibiste, que el director de la troupe al entrar y ver esa situación, les grita y los manda a ensayar (o algo así, no recuerdo exactamente).
Me gustaron mucho la fotografía y la puesta de esta película, muy hermosas.
ReplyDeleteEl silencio parece estar instalado no sólo por la falta de comunicación entre las hermanas -de cualquier tipo: no pueden casi hablar de cosas cotidianas, mucho menos de las angustias, los rencores y los deseos que las rondan-, sino también por la falta de palabras en común, no por nada están en un país del que no conocen el idioma y en el que se tienen que hacer entender por señas, no por nada Ester es traductora…También hay silencio en ese enorme hotel vacío. Pareciera no haber comunidad posible para Bergman, como si las palabras estuvieran muertas, vacías de significado, inhabilitadas para hacer lazo.
El correlato de ese silencio, de esa falta de comunicación, es la sensualidad fría de Anna y el erotismo austero y agonizante de Ester (“seca, austera, soviética” diría el Indio). Una sensualidad, un erotismo que tampoco hacen lazo, que no comunican, que no abrazan ni contienen.
En el medio, Johan, que parece recibir algo de cariño y atención solamente de su tía, pero que es fundamentalmente un testigo silencioso de lo que ocurre.
Mientras la veía pensaba en la diferencia radical entre las hermanas, Anna buscando algo de vida en sus relaciones sexuales casuales y Ester buscando una verdad absoluta que la consume. Anna sabiéndose deseada y despreciada por Ester, Ester al borde del horror por la displicente sexualidad de Anna. Hay una tensión muy fuerte a lo largo de la película.
La aparición de la troupe de enanos me recordó a Fellini (que también incluye personajes como los curas y las motos que atraviesan las calles romanas de muchas de sus películas) que no se sabe por qué o para qué están, pero están.
Hermosa pero durísima.
ReplyDeleteAl principio me contentaba con lo visual y disfrutaba de cada imagen, más allá del silencio de la incomunicación que describe perfectamente Mariana.
Poco a poco me empecé a poner nerviosa, más que por la tensión entre ellas, por el avance de la enfermedad de Ester. Y por su soledad. O su desesperación por esa soledad. Aunque parece que todos están solos. Anna, Ester, Johan, el camarero del hotel. Todos solos.
El personaje del camarero me ayudó a soportar más lo que iba pasando. Me pareció hermoso. Tal vez lo único.
Johan deambulando por todos lados cuando se le cerraban las puertas y lo expulsaban resulta ser de los más solos para mí.
Buenísima la escena donde Ester logra abrirse con el camarero del hotel sabiendo que él no puede comprender una palabra.
Las escenas finales son brutales. Lograron asustarme pensando en determinadas formas horribles de morir.
Las escenas de los enanos, tal cual, son re Fellini.
No sé si la intención es cortar un poco al angustia, pero no lo logran del todo, je.
No dejo de pensar en lo que podría haber escrito Ester en esa carta.
Disculpas por llegar tan tarde, como siempre últimamente.
ReplyDeleteLeí que algunos críticos interpretan que Anna y Esther son dos aspectos de las mujeres (o de las personas debería decir): sensorial y racional.
Yo lo vi como la historia de estas dos hermanas que, me parece, podría ser la de muchas. A mi, en algunos aspectos, me recordó a la relación con la mía y la sentí muy personal. Hay mucho estudiado acerca de como la conformación de las familias y el orden de nacimiento (seguramente por patrones de crianza) afectan la personalidad y el caracter de las personas (el mayor responsable, el menor encantador, el del medio rebelde,etc).
Pero lo que rescato de la primera interpretación es que ambas le dan a Johan, por separado, lo que todos necesitamos: porque no me parece que Anna sea tan desinterasada con Johan, es muy cariñosa, lo abraza, lo besa (tal vez para satisfacer su propia sensualidad) y Esther, en cambio, lo escucha, mantiene diálogos con él, le explica situaciones. Y en ese sentido si son dos caras de un todo necesario. Y Johan toma de cada una eso que necesita, aunque se da cuenta de (y le duele) que su mamá no sea capaz de ese otro tipo de comunicación.
Hacia el final, en el tren, después de que Anna se asoma a la ventanilla y se deja mojar por la lluvia, Johan que lee la carta de Anna le dirige alguna mirada reprobatoria, como si algo de la actitud crítica de Esther haya encontrado un lugar en él para asentarse.
Para mi la carta Esther a Johan es la lista de palabras, lo que le había prometido. Y por eso creo que Anna no le da transcendencia.
Soy la única que se inquietó cuando Johan estaba en la habitación con los enanos y lo visten de mujer al lado de la cama?
Concuerdo Malala en que la historia es la de dos hermanas (a diferencia de lo que pasa en Persona, acá creo que no hay muchos elementos para dudar de eso), también creo que la carta tiene las pocas palabras que Ester logró aprender del idioma del país donde pararon, es todo un legado para Johan y algo sin sentido para Anna.
DeleteNo me resultó inquietante la escena en la cual Johan es vestido de mujer...ahora que lo mencionás, la pienso y posiblemente sea por las intenciones que vos percibiste, que el director de la troupe al entrar y ver esa situación, les grita y los manda a ensayar (o algo así, no recuerdo exactamente).
Si, exacto, quiere desarmar la situación rápidamente, como para evitar que pase algo.
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