Vi esta película varias veces, la primera en 2010 en el festival de cine de Mar del Plata donde las actrices compartieron premio: salí encantada y me sigue pasando cada vez que la veo.
Me encanta el inicio in media res, con Paul y Raluca en la cama en una escena de intimidad que lejos de apostar por el erotismo, lo hace por el juego amoroso, compinche, cálido de dos amantes y de esa manera ya nos hace saber que estos amantes llevan un cierto tiempo juntos y que el sexo funciona pero que no es lo único que hay entre ellos.
También me encanta el final súper abierto, no tanto porque no esté definido el conflicto -no hay motivos para dudar de que Paul deja a Adriana y se va con Raluca- pero en términos del recurso, la película termina como empieza: en medio de una situación, en este caso, la cena de Nochebuena y sin que medie una conclusión, un “redondeo”, un diálogo donde se empiecen a restañar las heridas o donde la pareja nos dé las pistas para comprender que su matrimonio ya no funcionaba del todo. No hay elipsis, la película relata lo que ocurre en unos pocos días. Es como si Muntean nos contara lo que ve a través de una cerradura, es el relato que nos cuenta alguien que asiste como observador al conflicto que viven estos personajes.
Me gusta el tono naturalista que elige Muntean, la ausencia de clichés, de estridencias, la manera en que administra la tensión, la forma en que cuenta la historia con pocas escenas pero todas tan necesarias, inclusive las que parecen menos relevantes como la compra en el shopping, la conversación telefónica en el auto o el corte de pelo en el baño.
Me gusta esa especie de tensión contenida que recorre toda la película, la falta de grandes explicaciones, la ausencia de golpes bajos lacrimógenos.
El personaje de Paul me gusta mucho y me parece que Mimi Branescu lo actúa súper bien.
La escena en el living de la casa, cuando Paul masajea los pies de Adriana es buenísima: su mujer es apenas unos pies y un fuera de campo parlante, la cámara nos obliga a centrarnos en Paul.
La escena en que Paul le cuenta a Adriana lo que le pasa también me parece brillante: el diálogo es muy bueno, ella se muestra bastante patética, apelando a argumentos morales que poco tienen que ver con lo que le pasa a Paul y que tampoco parecen razones de peso para retenerlo: Adriana no pone sobre la mesa sus sentimientos sino instituciones que deberían respetarse, no hay una sola línea de diálogo en la que exprese amor o recurra al amor que pudo haber habido en el pasado.
Algo que también me gustó mucho es el pequeño gesto que le hace Adriana a Paul para que ponga los regalos en el árbol mientras Mara canta con los niños vecinos fuera de campo y la forma en que saca el regalo de su cartera y se lo da, es tan natural.
Un detalle lindo que no había notado las veces anteriores: el guiño de Muntean a Corneliu Porumboiu cuando Cristi menciona 12.08 al este de Bucarest en el departamento de Raluca.
Si algo tiene de bueno la película es el realismo con el que está narrada. Sentí lo mismo que Marian, que estábamos viendo a estas personas en vivo y en directo, personas muy reales y en situaciones muy usuales, no hay pose ni artificialidad alguna. Eso está muy bien resuelto. El problema que tuve es que no me habría interesado verlos en la realidad. No hubo nada que me enganchara, que me hiciera prestar especial atención. Creo que espero en el cine algo más que el reflejo de lo cotidiano, para eso tengo la vida verdadera. Otra cuestión es que me generan un rechazo personal muy grande las historias de infidelidades y eso seguro influyó. Me resulta muy difícil no identificarme con el lado engañado y tomar partido, por lo que no puedo mantener la distancia y hacer un análisis serio. Sé que es una reacción infantil pero no puedo manejarla. Así que no puedo decir mucho más, sin sonar como Adriana (aunque con un discurso orientado a la mentira y el abuso de la confianza). Mejor lo dejo acá.
Entiendo perfectamente lo que comentás Malala, a mí me pasa con algunas temáticas que me generan rechazo y directamente me impiden ver ciertas películas: nunca vi Trainspotting ni la veré.
De todos modos, creo que en todo el ciclo, más que de infidelidades, se trata de parejas que ya no funcionan, que están en crisis; lo que pasa es que en el caso de Tuesday... la ruptura llega porque uno de los dos se enamora de alguien más, pero me parece que la película evita poner el acento en el engaño, más vale va por el camino del conflicto que esa situación va generando en cada vértice del triángulo y por eso, el modo naturalista en que está contada, haciendo contraoubto con la tensión, me parece que le va tan bien.
Esta fue la que menos me gustó. Y me sumo, la realidad me aburre o me deprime, necesito filtros, vestuario, escenografía, iluminación, vuelo, glamour, algo, lo que sea.
Vi esta película varias veces, la primera en 2010 en el festival de cine de Mar del Plata donde las actrices compartieron premio: salí encantada y me sigue pasando cada vez que la veo.
ReplyDeleteMe encanta el inicio in media res, con Paul y Raluca en la cama en una escena de intimidad que lejos de apostar por el erotismo, lo hace por el juego amoroso, compinche, cálido de dos amantes y de esa manera ya nos hace saber que estos amantes llevan un cierto tiempo juntos y que el sexo funciona pero que no es lo único que hay entre ellos.
También me encanta el final súper abierto, no tanto porque no esté definido el conflicto -no hay motivos para dudar de que Paul deja a Adriana y se va con Raluca- pero en términos del recurso, la película termina como empieza: en medio de una situación, en este caso, la cena de Nochebuena y sin que medie una conclusión, un “redondeo”, un diálogo donde se empiecen a restañar las heridas o donde la pareja nos dé las pistas para comprender que su matrimonio ya no funcionaba del todo. No hay elipsis, la película relata lo que ocurre en unos pocos días. Es como si Muntean nos contara lo que ve a través de una cerradura, es el relato que nos cuenta alguien que asiste como observador al conflicto que viven estos personajes.
Me gusta el tono naturalista que elige Muntean, la ausencia de clichés, de estridencias, la manera en que administra la tensión, la forma en que cuenta la historia con pocas escenas pero todas tan necesarias, inclusive las que parecen menos relevantes como la compra en el shopping, la conversación telefónica en el auto o el corte de pelo en el baño.
Me gusta esa especie de tensión contenida que recorre toda la película, la falta de grandes explicaciones, la ausencia de golpes bajos lacrimógenos.
El personaje de Paul me gusta mucho y me parece que Mimi Branescu lo actúa súper bien.
La escena en el living de la casa, cuando Paul masajea los pies de Adriana es buenísima: su mujer es apenas unos pies y un fuera de campo parlante, la cámara nos obliga a centrarnos en Paul.
La escena en que Paul le cuenta a Adriana lo que le pasa también me parece brillante: el diálogo es muy bueno, ella se muestra bastante patética, apelando a argumentos morales que poco tienen que ver con lo que le pasa a Paul y que tampoco parecen razones de peso para retenerlo: Adriana no pone sobre la mesa sus sentimientos sino instituciones que deberían respetarse, no hay una sola línea de diálogo en la que exprese amor o recurra al amor que pudo haber habido en el pasado.
Algo que también me gustó mucho es el pequeño gesto que le hace Adriana a Paul para que ponga los regalos en el árbol mientras Mara canta con los niños vecinos fuera de campo y la forma en que saca el regalo de su cartera y se lo da, es tan natural.
Un detalle lindo que no había notado las veces anteriores: el guiño de Muntean a Corneliu Porumboiu cuando Cristi menciona 12.08 al este de Bucarest en el departamento de Raluca.
Si algo tiene de bueno la película es el realismo con el que está narrada. Sentí lo mismo que Marian, que estábamos viendo a estas personas en vivo y en directo, personas muy reales y en situaciones muy usuales, no hay pose ni artificialidad alguna. Eso está muy bien resuelto. El problema que tuve es que no me habría interesado verlos en la realidad. No hubo nada que me enganchara, que me hiciera prestar especial atención. Creo que espero en el cine algo más que el reflejo de lo cotidiano, para eso tengo la vida verdadera.
ReplyDeleteOtra cuestión es que me generan un rechazo personal muy grande las historias de infidelidades y eso seguro influyó. Me resulta muy difícil no identificarme con el lado engañado y tomar partido, por lo que no puedo mantener la distancia y hacer un análisis serio. Sé que es una reacción infantil pero no puedo manejarla. Así que no puedo decir mucho más, sin sonar como Adriana (aunque con un discurso orientado a la mentira y el abuso de la confianza). Mejor lo dejo acá.
Entiendo perfectamente lo que comentás Malala, a mí me pasa con algunas temáticas que me generan rechazo y directamente me impiden ver ciertas películas: nunca vi Trainspotting ni la veré.
DeleteDe todos modos, creo que en todo el ciclo, más que de infidelidades, se trata de parejas que ya no funcionan, que están en crisis; lo que pasa es que en el caso de Tuesday... la ruptura llega porque uno de los dos se enamora de alguien más, pero me parece que la película evita poner el acento en el engaño, más vale va por el camino del conflicto que esa situación va generando en cada vértice del triángulo y por eso, el modo naturalista en que está contada, haciendo contraoubto con la tensión, me parece que le va tan bien.
*contrapunto, obviamente
ReplyDeleteEsta fue la que menos me gustó.
ReplyDeleteY me sumo, la realidad me aburre o me deprime, necesito filtros, vestuario, escenografía, iluminación, vuelo, glamour, algo, lo que sea.