Tuesday, November 30, 2021

2021.11.29: Benedetta (Paul Verhoeven, 2021)

 

Esta semana vemos Benedetta. Esperamos sus comentarios.

7 comments:

  1. Esperaba con ganas ver Benedetta porque me encanta Verhoeven. La película me gustó y querría volver a verla antes de comentarla pero, ante la falta de tiempo, aquí van algunas líneas divididas en 2 porque parece que me entusiasmé y no entra todo de una.

    Como en otras películas de Verhoeven (pienso en Basic instinct, Elle, Black book), Benedetta es una mujer fuerte, de convicciones, centro de la acción, que logra llevar las cosas adonde quiere, siempre de acuerdo con su deseo. La duda de si se trata de una impostora, una manipuladora que se autoinflige los estigmas para escalar posiciones o si efectivamente es un instrumento a través del cual el Señor se expresa, se instala en la película, por los cuestionamientos de la Abadesa, de la cúpula de la Iglesia, de Bartolomea que es demasiado terrenal para creer en milagros, y por supuesto de Christina que da su vida frente a la injusticia de ver encaramada a una farsante... pero ¿podemos creer en el testimonio de Christina? ¿Vimos con nuestros propios ojos -es decir a través de los ojos de Chrsitina- a Benedetta cortándose la frente con el vaso? La forma en que Verhoeven inocula estas dudas en el espectador es lo suficientemente ambigua como para que vaya creciendo en nosotros a medida que avanza la película y nunca salgamos de ella. Porque inclusive Benedetta nos hace dudar a través de gestos sutiles. Me pregunté si habrá alguna clave en la película para dilucidar este punto, no la encontré al menos en un primer visionado. Tampoco sé si importa mucho, porque quizás eso sería meternos en las mismas discusiones bizantinas que tenía la Iglesia por aquella época. O quizás lo que nos dice Verhoeven es que la fe es un asunto de creencia y la creencia un asunto de fe.

    En este sentido me pareció muy interesante cómo contrasta la apasionada pero a la vez serena convicción de Benedetta con las reflexiones políticas de la Abadesa y la jerarquía eclesiástica, aspecto que está presente en la película desde que la Abadesa negocia las condiciones de ingreso a la Orden con el padre de Benedetta.

    Esta confrontación entre la religión como fe y la religión como política me recordó a Jeanne de Bruno Dumont. Y acá me parece que también se hace necesario mencionar que ambas películas se basan en personajes reales, no tanto para ver cuán apegado es cada film a la biografía de Benedetta y de Jeanne, sino para decir que las experiencias místicas de Benedetta como las visiones de Jeanne son fenónemos que se reiteran en épocas donde la religión tenía un papel tan fuerte en la vida de las personas. ¿Podemos medirlos con la vara de nuestros tiempos? Creo que no.

    También me gusta mucho cómo Verhoeven combina la experiencia del éxtasis místico con la del placer sexual, alcanza con mirar las obras de Bernini sobre la Beata Ludovica o sobre Santa Teresa o leer los textos de esta última para entender que una cosa no está muy lejos de la otra.
    https://www.lacamaradelarte.com/2017/09/extasis-de-santa-teresa-gian-lorenzo.html
    https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%89xtasis_de_la_beata_Ludovica_Albertoni

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  2. Y la referencia a La muerte de la Virgen de Caravaggio para representar la asunción de la Virgen en la obra teatral que representan las hermanas en la Abadía al comienzo de la película, va en el mismo sentido. Porque así como Verhoeven parece decir que hay cosas que son cuestión de fe, al mismo tiempo nos dice que todas las cosas humanas, son humanas. Por eso el éxtasis místico puede ser homologado al éxtasis sexual y por eso la asunción de María al cielo se muestra con el realismo de Caravaggio que representó a la virgen como una mujer común, muerta, hinchada y lívida. https://www.artehistoria.com/es/obra/muerte-de-la-virgen-1

    Otro rasgo muy típico de Verhoeven que también encontré en Benedetta es el del vitalismo: encarnado especialmente en Benedetta y Bartolomea, hay algo de un fuerte impulso vital que mueve a estos personajes.

    Creo que la película refuerza la idea de que lo sagrado y lo profano se manifiestan en personas de carne y hueso, que no se excluyen, y que en definitiva hacen a la esencia del ser humano.

    Vale comentar, me parece, que Verhoeven -luego de participar por 20 años en el Jesus Seminar un grupo de teólogos que intenta despejar qué es verdad histórica y qué es mito en la vida de Jesús-, escribió un libro muy interesante sobre el tema. Sólo lo menciono porque me parece que es interesante pensar la película sabiendo que su director tiene un interés muy genuino en entender un pensamiento que ha signado la vida de Occidente.
    https://www.elhistoriador.com.ar/jesus-de-nazaret-de-paul-verhoeven-fragmento/

    Lo último que quiero decir es que me encantaron los escenarios, las locaciones son todas increíbles y me gustaron la puesta en escena y la fotografía.

    ¡Ah! Muy empobrecedor pensar la película únicamente desde el prisma del lesbianismo explícito, cosa que leí en unas cuantas críticas.

    Les dejo una entrevista a Verhoeven en ocasión del estreno de El libro negro, en la que habla también de muchas otras cosas, súper interesante.
    https://calandacritica.com/2021/08/13/moralismo-vulgar-entrevista-a-paul-verhoeven/

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    1. Coincido con Leandro, Marian, muy interesante el análisis. Y buenísimo el dato sobre el interés de Verhoeven en las cuestiones históricas de la religión.
      Sobre el comportamiento de Benedetta, otra posibilidad, además de las que mencionás (simulación consciente o medio de manifestación divina) yo pensé más bien en algún delirio psicólogico: que genuinamente creyera ver a Jesús e inconscientemente se autoinfligiera los estigmas: su reacción involuntaria a la represión de ese ámbito. Creo que me llevó a pensar esto que la primera visión que tiene es después de haber sentido atracción hacia Bartolomea (no estoy tan segura de esto, debería revisarlo). Igual entiendo que, cómo decís, no es éste el punto central de la película.

      Lo que más me gustó es algo que también destacás: realmente logra a través de los escenarios y las locaciones, transportarte a esa época y lugar. Me encantó la recreación que logra.

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    2. Sí, el delirio es otra posibilidad pero creo que es una lectura que explica la segunda alternativa: creerse (ella misma) o creerla (su entorno) instrumento del Señor.
      Porque nosotras podemos darle esa explicación al asunto desde que la ciencia y el psiconálisis nos dan esas herramientas de lectura. Pero podemos ponerlo en estos otros términos: un impostor es alguien que sabe perfectamente que falsea la realidad, seguramente en pos de algún beneficio personal. Un místico o un psicótico es una persona que cree profundamente en lo que le pasa, eso que le ocurre es literalmente real. Entonces, si tomamos tu lectura, reformularía mi comentario diciendo: Benedetta es una farsante o una delirante, en el primer caso sería una mentirosa, en el segundo una creyente.

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  3. Excelente análisis Mariana! Comparto. Y muy enriquecedores todos los links!

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    1. Gracias Leo, se lo merecía esta peli. ¡Qué ganas de repasar toda la filmografía de Verhoeven incluyendo algunas que todavía no vi!

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  4. En esta oportunidad no los acompaño. No me resultó una buena peli, por ahí no me enganché con la actriz que hacía de Benedetta, y desde ahí todo se me hizo cuesta arriba.
    Entiendo que es una historia real, y como dice Mariana, hay, además, una búsqueda y un interés en el tema por parte de Verhoeven, pero igual no me entusiasmó.
    No importa si era lesbiana, mística, o amante de Jesús en términos religiosos, todo me resultaba contradictorio e inconexo. No sé como explicar bien lo que me pasó, pero no me generaba ambigüedades, era como todo junto al mismo tiempo: tenía visiones, era instrumento de Jesús para que llevara su palabra, mentía, manipulaba, era ingenua, era estratega, era mala, era delirante. No entendí que me querían decir con la historia. Uno no busca que una peli le de respuestas ni conclusiones, no es lo que quiero decir, sólo que me perdí en le camino de lo que se quiso mostrar.
    No empaticé con la música, ni con los diálogos.

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