Durante la mayor parte me pareció muy previsible y no la disfruté mucho. Nada me llamó la atención, apenas me pareció correcta. Pero hacía el final, si bien no se aleja de lo esperado, la transformación del personaje principal es tan hermosa, creíble y sin estridencias, tan clama y profunda, que transforma tambien a la película. La manera serena en que cuenta su cambio en el estrado es muy convincente (acá si está muy bien Laughton) y también conmovedora. Y al final, en esos pocos minutos con su clase, me dieron ganas de salir a sabotear algunos trenes nazis. Propaganda que consigue hacerse muy emotiva en los últimos minutos, o tal vez sólo soy yo, que siempre caigo en todas las trampas y manipulaciones.
Coincido Malala, me pasó más o menos lo mismo. Hasta ese desenlace, se extrañan la épica y el suspenso que tienen las películas de propaganda norteamericanas pero ese final es muy creíble y muestra una manera muy europea de hacer las cosas. La escena de persecución de Paul me gustó mucho.
Me la pasé llorando toda la peli. No me fijé en la previsibilidad o en otros aspectos. Y eso que al buscar imágenes para elegir para el afiche, muchas veces sé como viene la mano. Me gustaron tanto los personajes que quedé metida en la historia desde el minuto uno. No me vi venir lo de Paul, pensé que estaba puesto para contraponer a los colaboracionistas con la resistencia y allí quedaría. Tampoco pensé que Lambert no iba a poder sobrellevar la delación. Amé al profesor Sorel y a Louise. Y amé a Albert Lory porque sabía que iba a transformarse. Sólo tenía que esperar. Aún así, sabiéndolo, disfruté cada momento, cada línea, cada cambio en su rostro y en su postura corporal, cada discurso. Un barbaridad. Decí que es Lory y no Lowry como el personaje de Brazil... pero ambos son son tipos que aparentemente no estaban dotados de la fortaleza necesaria como para enfrentar una resistencia a algo tan poderoso como lo que tenían que enfrentar. Pero terminaron haciéndolo, y pagando el costo. Los Hobbits del mundo. La palabra nobleza siempre es bienvenida en los relatos que valoro.
Las dos escenas de persecuciones, la de los techos y la de los trenes son gloriosas.
La escena de la paloma, la ventana y George Sanders me hizo acordar a la escena de la plantita, la ventana y el capitán alemán en La gran ilusión. No por lo que pasa en cada una, sino por la delicadeza y el clima que generan en al película.
Todo hermosura. Me gusta caer en estas "trampas y manipulaciones" cinematográficas, no estás sola, Malala. También es cierto, que tolero romantizar parcialmente lo bélico (en este caso la resistencia) porque son guerras tan lejanas que no me duelen tanto y logro llevarlas a otro plano. Los filtros del cine y del tiempo hacen parecer que no hubieran pasado de verdad.
Durante la mayor parte me pareció muy previsible y no la disfruté mucho. Nada me llamó la atención, apenas me pareció correcta.
ReplyDeletePero hacía el final, si bien no se aleja de lo esperado, la transformación del personaje principal es tan hermosa, creíble y sin estridencias, tan clama y profunda, que transforma tambien a la película. La manera serena en que cuenta su cambio en el estrado es muy convincente (acá si está muy bien Laughton) y también conmovedora. Y al final, en esos pocos minutos con su clase, me dieron ganas de salir a sabotear algunos trenes nazis.
Propaganda que consigue hacerse muy emotiva en los últimos minutos, o tal vez sólo soy yo, que siempre caigo en todas las trampas y manipulaciones.
Coincido Malala, me pasó más o menos lo mismo. Hasta ese desenlace, se extrañan la épica y el suspenso que tienen las películas de propaganda norteamericanas pero ese final es muy creíble y muestra una manera muy europea de hacer las cosas.
ReplyDeleteLa escena de persecución de Paul me gustó mucho.
Me la pasé llorando toda la peli.
ReplyDeleteNo me fijé en la previsibilidad o en otros aspectos. Y eso que al buscar imágenes para elegir para el afiche, muchas veces sé como viene la mano.
Me gustaron tanto los personajes que quedé metida en la historia desde el minuto uno. No me vi venir lo de Paul, pensé que estaba puesto para contraponer a los colaboracionistas con la resistencia y allí quedaría. Tampoco pensé que Lambert no iba a poder sobrellevar la delación. Amé al profesor Sorel y a Louise. Y amé a Albert Lory porque sabía que iba a transformarse. Sólo tenía que esperar. Aún así, sabiéndolo, disfruté cada momento, cada línea, cada cambio en su rostro y en su postura corporal, cada discurso. Un barbaridad.
Decí que es Lory y no Lowry como el personaje de Brazil... pero ambos son son tipos que aparentemente no estaban dotados de la fortaleza necesaria como para enfrentar una resistencia a algo tan poderoso como lo que tenían que enfrentar. Pero terminaron haciéndolo, y pagando el costo. Los Hobbits del mundo.
La palabra nobleza siempre es bienvenida en los relatos que valoro.
Las dos escenas de persecuciones, la de los techos y la de los trenes son gloriosas.
La escena de la paloma, la ventana y George Sanders me hizo acordar a la escena de la plantita, la ventana y el capitán alemán en La gran ilusión. No por lo que pasa en cada una, sino por la delicadeza y el clima que generan en al película.
Todo hermosura. Me gusta caer en estas "trampas y manipulaciones" cinematográficas, no estás sola, Malala. También es cierto, que tolero romantizar parcialmente lo bélico (en este caso la resistencia) porque son guerras tan lejanas que no me duelen tanto y logro llevarlas a otro plano. Los filtros del cine y del tiempo hacen parecer que no hubieran pasado de verdad.