Se suele decir que la personas mayores actúan como chicos. Y así parece ser en el caso de Anselmo que ademas de ser un señor adorable es también uno caprichoso y manipulador, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir lo que quiere. Verlo tirarse en el piso y quejarse de sus piernas me resultó muy gracioso pero me imagino lidiar con alguien así como hija y ya no me río tanto. En ese sentido me resultó una película incómoda, en el buen sentido: una en la que es difícil ubicarse en un lugar y quedarse así. Fui variando mis simpatías todo el tiempo.
Con lo de jugar a estar mal tuve miedo casi toda la película de que finalmente le pasara algo a Anselmo que lo llevara a necesitar realmente el cochecito.
Es muy irónico que lo que sería una situación deseable en general (llegar a la vejez con salud y sin depender de los demás) en esta historia es la que lleva al protagonista a ser dejado de lado por los demás y a la frustración. No importa cómo uno esté, importa encajar con el resto.
Me pareció muy interesante las distintas visiones hacia la discapacidad: el trato que se muestra del cuidador hacia Vicente pero también la mirada amorosa de Ferreri hacia la pareja joven.
La escena en la que el alegre grupete motorizado lo deja abandonado a Anselmo en el medio del paseo te parte el corazón.
Parece que la censura del momento lo obligó a Ferreri a cambiar el final. Les dejo esta nota donde se cuenta: https://www.larazon.es/cultura/el-cochecito--historia-de-un-atropello-de-la-censura-IL19655973/
Se suele decir que la personas mayores actúan como chicos. Y así parece ser en el caso de Anselmo que ademas de ser un señor adorable es también uno caprichoso y manipulador, capaz de cualquier cosa con tal de conseguir lo que quiere. Verlo tirarse en el piso y quejarse de sus piernas me resultó muy gracioso pero me imagino lidiar con alguien así como hija y ya no me río tanto. En ese sentido me resultó una película incómoda, en el buen sentido: una en la que es difícil ubicarse en un lugar y quedarse así. Fui variando mis simpatías todo el tiempo.
ReplyDeleteCon lo de jugar a estar mal tuve miedo casi toda la película de que finalmente le pasara algo a Anselmo que lo llevara a necesitar realmente el cochecito.
Es muy irónico que lo que sería una situación deseable en general (llegar a la vejez con salud y sin depender de los demás) en esta historia es la que lleva al protagonista a ser dejado de lado por los demás y a la frustración. No importa cómo uno esté, importa encajar con el resto.
Me pareció muy interesante las distintas visiones hacia la discapacidad: el trato que se muestra del cuidador hacia Vicente pero también la mirada amorosa de Ferreri hacia la pareja joven.
La escena en la que el alegre grupete motorizado lo deja abandonado a Anselmo en el medio del paseo te parte el corazón.
Parece que la censura del momento lo obligó a Ferreri a cambiar el final. Les dejo esta nota donde se cuenta:
https://www.larazon.es/cultura/el-cochecito--historia-de-un-atropello-de-la-censura-IL19655973/